Formarse para avanzar, sin dar marcha atrás.
Terminar un ciclo formativo, una carrera o un curso no siempre es sinónimo de estar preparado. Muchos jóvenes descubren que el mercado laboral pide más: idiomas, habilidades digitales, comunicación, especializaciones técnicas… y sobre todo, un enfoque práctico.
Aquí es donde aparece el impulso formativo, esa fase donde no basta con haber terminado algo. Hay que reforzar, complementar y proyectar hacia el objetivo: encontrar empleo o crecer en el sector deseado. Mi función es acompañar a esos jóvenes, no desde la frustración, sino desde la acción. Diseñamos itinerarios formativos adaptados, elegimos bien los cursos complementarios, y los preparamos para mostrar lo que realmente valen.